CARTA (solo una)

más veo caras, más toco ánimas y más descubro y me convenzo que entre la boca, el pelo, el cuerpo de una persona y su ser, existen relaciones profundas.

No estoy segura si es nuestro dentro el que condiciona nuestro fuera o viceversa, pero muy probablemente se trata de una influencia reciproca y contínua. Esto es algo que sin saberlo ella, hablamos a menudo con María.

Mis manos son largas y con los nudos demasiado grandes. Han sido siempre así, a pesar del paso de los años y la excesiva delgadez de un tiempo, siempre así, blancas, duras y las uñas cortas, limpias, dos círculos rosas.

De las manos, quiero escapar, de aquellas sucias, de las enjoyadas, de las lánguidas y escurridizas cuando dan la mano a alguien, de aquellas grietas que parecen romperse de un momento al otro y desangrarse.

Pero en cambio, no sangran y menos se rompen.

Hoy, ayer y mañana me preguntaré porqué.

Porqué.

Un trozo de plastilina se modela facilmente a cualquier contenedor, pero un cristal dentro el puño puede hacer sangrar la mano que lo aprieta.

Mi cuerpo, ha empezado a apretarme demasiado, así es como lo he hecho sangrar.

No tengo palabras para describir el dolor, durante un tiempo creía tenerlas.

Hoy ver a mi gente me emociona de nuevo (kunst, marieta, ivan, enric, martita, joan, edy, pep, maría, marc, charlie, dani...) y espero con esperanza el día en que no m3 sentiré solo espectadora de una fiesta, en que bailaré allí en medio. Imperfecta y feliz como todos los demás.

Hoy mi vida sutil está convencida de querer dilatarse para sentir dentro de ella cuanto más mundo es posible, y aunque duela, hay suficiente en que sea verdad.