jueves, febrero 28, 2008

AQUÍ


AQUÍ   hay:
- poemas que regresan por el desagüe.
- tinta amarilla rostro tatuado.
- enanos malos socavando el pasillo de tu casa.
- mujeres sin sombrero cantándome nanas.
- pósters de futbolista, cavafis y bart simpson
- hombres con sombreros
- las axilas de mae west
- autobuses repletos de niños calvos
- madres con bolso de mano gritando
- un poeta robapelucas adosado a su joroba.
- autobuses con espejos retrovisores que muestran el ratoncito pérez frotándose las manos
- conductores piadosos
- siento como si un hueso de melocotón me atravesara la garganta

y es AQUÍ -o en cualquier parte- que me llaman kitsch o pop o sardina en escabeche porque
SIEMPRE HAY UN SUICIDA ACAMPADO EN LA PUERTA DEL LAVABO.
algunos versitos de E.M

miércoles, febrero 20, 2008

LOS DIAS LABORABLES

Pero después de todo, no sabemos si las cosas no son mejor así, escasas a propósito... Quizá, quizá tienen razón los días laborables.

lunes, febrero 11, 2008


IMPERTINENCIAS 
(Marieta, Mónica, Laura, Marta y a las que no están)

En la mesa del lado, una jardín de señoras de domingo abandonadas al orden del murmullo del té con limón, en un café de domingo mediodía. María un cortado descafeinado, el mío normal, Mónica uno solo, Laura quizás un poleo y Marta una agua en mi imaginación.
Nos quejamos de los tiempos, bebemos, fumamos, discutimos de secretos, asentimos con sonrisas... y de pronto nadie nos mira.
Despreocupadas contamos- y en el local nuestra voz es como un sable que hiere al enemigo- una historia de cama con detalles expertos/inexpertos, una manera de sentir la vida que penetra y disuelve el azúcar del café, la luz de la iglesia, la humillación del frío en las rodillas, los cajones cerrados y las fotos de las NO-BODAS.
Hablamos de los inviernos en los ojos, una puerta de alcoba, allí donde la noche siempre tiene olor de espera inútil, y después de la espera se aceptan las mentiras, y después el silencio.
Nada dejan los años en la mesa de al lado, sino un murmullo que envejece y una sombra que cruza.
Nuestra voz es alta y va vestida de fiesta, conmovida se detiene un instante para apoyar la frente sobre los ventanales del café.
Gracias mis niñas para estar siempre aquí y allí. Estais, y con eso me basta.